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miércoles, 28 de mayo de 2014
Jean-Baptiste Grenouille nace en Francia, cerca del siglo XVIII bajo
un puesto de pescado, la película se encarga de recrear ese espacio de la misma
manera que las palabras podrían detallarlo a la perfección. Cada toma próxima a
los objetos, cada plano detalle de las calles, de los objetos, animales y
personas que allí se encuentran, hacen
de ese espacio un lugar nauseabundo donde comienza la historia. La película
basada en la novela de Patrick Susking, recrea con fuerza el ambiente del siglo XVIII, el vestuario es llamativo y
sobresaliente, la naturalidad de las mujeres en ese ambiente, los oficios de la
época, los tenderos, las clases sociales marcadas, entre otros detalles que
hacen de la película un film digno de admirar.
Jean-Baptiste era uno de los chicos más famosos en esa época por un
don con el cual nació, su introducción al mundo de los sentidos, de los olores
específicamente, lo hizo diferente. Uno de los puntos fuertes de esta
producción fue el gran impulso que las imágenes tuvieron al darle al público la
recreación de los olores. Las escenas eran detalladas por lo que cada imagen, a
pesar que no se oliera, transmitía de inmediato el sentimiento de pestilencia,
o de frescura, hasta llegar a tal punto donde la imaginación podía recrear el
olor de las jóvenes a las cuales asesinaba.
Es importante también resaltar los momentos casi poéticos y las
imágenes convertidas en obras de arte en movimiento, por ejemplo, la escena de
la plaza donde Baptiste esparce el perfume a la multitud, la cual toma un plano panorámico (cenital) y
visualiza la muchedumbre en su acto carnal y desarraigado del deseo humano. El
guión se convierte en narrador e impulsa la mirada a no perderse de la
historia, aunque no cabe dejar por aparte que el dialogó entre los personajes
se hace sutil y encarna el ambiente de las escenas, como resalta los detalles.
La frase “El alma de los seres humanos es su perfume” es un ejemplo de esta
descripción.
La historia es interesante, suspensiva y dramática, los escenarios son
hermosos, algunos pútridos y los paisajes intrigantes. La esencia de los
personajes es atractiva; su personaje principal casi amoral y despiadado en
busca de su objetivo, el aroma humano y las mujeres vírgenes, todas encerrando
así la pureza y la naturalidad de la mujer de la época. Casa escena tiene
detalles y una esplendida forma visual que de alguna manera logra transmitirnos
la obsesión del obsesivo asesino.
Sin grandes efectos especiales, la conclusión es impactante y
ciertamente inolvidable, su manera de escurrirse de su destino hace que el
personaje termine su historia de la manera más espléndida e inesperada
colocándose la última gota del perfume sobre su cuerpo, y las personas al
sentir tan maravilloso olor, se le van encima y al pararse ya no queda nada de
él. Desapareció como el olor, se convirtió en olor del viento.
